Carolina Ares

Escrito a tiza

Carolina Ares


La Castilla de los castellanos

05/04/2025

A las puertas de las merecidas y ansiadas vacaciones de Semana Santa, traigo un artículo viajero para el disfrute de los corazones inquietos. Y aunque falte algo así como un millón de años para el descanso, no está mal tener un rato de ocio planeado. Pero no piensen que ahora me dedico a guía, simplemente me pregunto cuánto conozco de Castilla. Y es que quién puede prefiere destinos lejanos cuando estamos rodeados de historia y belleza, de la que nos habla del espíritu humano.

Saliendo hacia el oeste, encontramos Salamanca, nuestros vecinos universitarios que, con la tuna, todo lo cantan. Sus piedras tienen un color especial; tal vez sea porque la eligen de forma natural. Es ciudad de los monumentos conocidos, pero si buscas bien son preciosos los rincones desconocidos y está llena de ellos la ciudad de Lazarillo.

Seguimos hasta Zamora, que no se conquistó en una hora. De románico trazado, dicen de ella los juglares que es la tierra mejor cantada, no sé si por ellos mismos o por el río que la abraza: es hija del Duero y pasear por sus orillas es lo único que quiero, con un capote, o con una manta de las suyas o una capa parda al llegar Semana Santa.

Cruzamos a la provincia de Valladolid, de campos plagada, los más hermosos al llegar abril. Urueña, Villalar o Tordesillas, por no hablar de las distintas Medinas. Son también especiales las que se apellidan "de Duero", dicen que sus vinos te acompañan por su sendero. La capital fue ciudad de reyes y sabe ser la cabecera de los que llevan el pueblo escrito en la mollera. Y hasta aquí la ciudad de Delibes, puedes leer todas sus obras disponibles.

Dicen de la catedral de Palencia que es La Bella Desconocida, y hay quien amplía el calificativo a toda la provincia. Al románico de aquí aunque pienses que sí, tu cabeza no le hace justicia. Lo de los artesanos palentinos del medievo es algo inesperado, dejaron el Camino de Santiago de belleza marcado. También es desconocida su montaña que de brezos está cuajada, díganselo si no a la Virgen de esta planta, que entre sus lomas es venerada.

Burgos es provincia literaria, pues son las tierras del nuestro Cid. Al llegar a la capital, su escultura te da la bienvenida allí. La catedral buscan muchos y cuando la encuentran los conquista no solo por su belleza, sino por los pueblos que la rodean.

Lo mismo pasa con Soria y sus pueblos románicos más también es la capital algo inesperado. Atalaya de Castilla, capital de los poetas, la esencia de lo que somos bañada por el río de oro: el Duero por San Saturio es de la belleza refugio.

Y pasamos a Segovia con sus blancos montes, las cuestas de su capital y los castillos en los alrededores. Suenan nuestros vecinos con una música especial. Ya habrán visto el Alcázar, sus esculturas, el acueducto y, de los Borbones, su Granja extraordinaria.

¿Qué dicen? ¿Que me falta León? Pues tienen ustedes toda la razón; ya está bien de separación. No olvidemos cuántos de nuestros reyes descansan en la preciosa San Isidoro, la magia de las Médulas y que Luis López Álvarez, el poeta comunero, nació en aquellas tierras.

Y, sin más, me despido no sin antes recordar que cuando viajamos por Castilla no somos turistas, estamos en nuestro hogar y puede que algo sobre nosotros mismos alcancemos a vislumbrar.