Una de las ultimas noticias-aviso-recomendación es, que nos preparemos para lo peor, que no nos pille desprevenidos y sin saber que hacer. A m i, que soy un poco esceptico, me suena a campaña interesada, es decir que hay por medio algún interés para alguien, que con estas noticias se forra. Sabemos, o creemos saber, que el mundo esta muy revuelto, y que se avecina un nuevo orden mundial, según definió alguien, cuando lo cierto es que no hay nuevo bajo el sol. Guerras, catástrofes naturales nunca vistas, movimientos humanos, unos buscando una nueva y ¿mejor? vida, otros buscando territorios que son de su interés, bien por su situación estratégica, bien por las materias valiosas que encierra, bien porque dicen que en otros tiempos perteneció a su nación, y que hay que repetir. Nada nuevo, salvo que los métodos han cambiado. Hoy la IA y las redes de comunicación masiva, están de moda, para bien y para mal, y con fatales consecuencias para algunos. Nada más ver el ejemplo de la persecución y casi exterminio de los rohinyás, grupo de religión musulmana de Myanmar, mejor conocida como Birmania, etnia discriminada por la mayoría budista, con actos cada vez mas violentos, alentados por noticias falsas que se extendían a través de Facebook El poder de estas redes es tal, que pueden alentar el miedo, y está comprobado. Hoy nos avisan de que estemos preparados ante cualquier suceso, catástrofe natural o guerra, que nos puede llegar de repente; y para ello recomiendan, si puedes, hacerte un búnker bajo tierra, que viene haciéndose por los pudientes del mundo desde hace tiempo y en España también, aunque han aumentado exponencialmente desde la guerra de Ucrania, especialmente en Madrid y Barcelona; búnkers que mas parecen apartamentos de lujo, donde no falta de nada, y tienen de todo, víveres, sanidad, luz, agua, calefacción, y donde una familia puede sobrevivir muchos días. Mucho mas modesto son las mochilas de supervivencia o subsistencia, que cada quisqui puede tener en su casa, un kit con todo lo que los expertos consideran necesario para sobrevivir al menos 72 horas, hasta que pueda llegar alguien a socorrerte, siendo lo principal, agua potable o forma de hacerla, comida variada deshidratada, documentación para cuando puedas salir al exterior, y como no, dinero sonante, medicamentos, linterna, baterías, cerillas, en fin, lo que recomienda la Unión Europea, de la cual dependemos, como paño de lágrimas, que ha establecido una guía de subsistencia. Mi escepticismo es que esto no tiene ningún sentido, aunque pudiera ser verdad. Porque cuando pase todo y salgas al exterior, ¿Qué vas a encontrar? ¿soledad y desolación? ¿para que has querido vivir un poco más?
Esto se llama miedo, que es una mala emoción cuando hay una percepción de peligro, que puede ser real o no, próxima o en un futuro inmediato. El miedo es innato en todos los seres vivos, humanos o animales. Y el miedo crea mecanismos de supervivencia, sofisticados como un búnker, o mas pobretón, como una mochila; porque la mente nos dice, que la vida merece la pena prolongarla todo lo que se pueda. Pero el miedo se puede manipular, tanto en política, ejemplo es nuestro socialismo actual, que ha acentuado el miedo a la derecha o extrema derecha, miedo rentable para aglutinar ideológicamente a los suyos, alrededor del líder, de forma que ya puede hundirse el país o el mundo, cualquier cosa aberrante, antes que ese enemigo, real o ficticio, que los manipuladores han creado. Pensar distinto, no es hacer barreras infranqueables. Y hacer pactos es lo sensato. Y al lado, como suele ocurrir, están los aprovechados que ven en el miedo un filón de ganancias, ejemplo tenemos con las mascarillas de la COVID, pues el miedo no tiene precio. El miedo en otros campos, como el jurídico o el religioso, es tan importante que el Código Penal español dice que, están exentos de responsabilidad criminal…el que obre impulsado por miedo insuperable. En el derecho canónico, el miedo puede ser causa de nulidad matrimonial.
El miedo en nuestra época, es un arma de dominación política y social, que puede arrastra a las masas. ¿Qué hacer entonces? Rezar y que Dios nos coja confesados; o como decía aquel: ¡Virgencita que me quede como estoy! Los abulenses estamos tranquilos, tal vez porque somos unos pasotas.