Gerardo L. Martín González

El cimorro

Gerardo L. Martín González


Un futurismo probable

25/06/2024

Realismo y pesimismo no es lo mismo, aunque a veces coincidan. El pesimismo es un estado de ánimo con una visión muy negativa, es subjetivo; mientras que el realismo observa objetivamente las cosas, sin idealizarlas. Hace unos días leía en este periódico que se estaba produciendo en Avila la compra de viviendas por rumanos y marroquíes, más que por nativos. ¿esto es un signo de algo mas complejo? Leia en otro lugar un estudio realizado sobre demografía y futuro, sobre el crecimiento de la población mundial que podía llegar a agotar los recursos vitales de subsistencia. Pero hay mas lecturas del tema, y de ahí el título de este artículo. La población mundial había llegado a la cifra de ocho mil millones de habitantes en noviembre de 2022, contando ya con una disminución de la fecundidad que se esta ralentizando desde el año 1950. Pese a todo ello, la población seguirá creciendo, y se estima que para el año 2065, es decir, dentro de unos cuarenta años, la población mundial podría ser de diez mil millones de habitantes. El ser humano sobre este planeta se ha ido desarrollando y creciendo con cierta lentitud, desde su aparición, hasta el siglo XI, aunque por medio haya habido guerras cruentas, pandemias y desastres naturales importantes; desde entonces las mejoras  habidas, en todos los campos, sociales, políticos, sanitarios, desarrollo sostenible, estado del bienestar, aunque los desastres mencionados anteriormente hayan seguido produciéndose, ha hecho crecer la curva de población de forma exponencial impresionante, hasta llegar a dichas cifras, cuya extremo máximo se coloca en los diez mil millones, ahí cerquita, solamente a cuarenta años vista. ¿Por qué esa cifra? ¿Por qué entonces? ¿Qué puede pasar a partir de ese momento? No son cifras inventadas, sino consecuencias de estudios serios con los datos que ahora manejamos. Hoy hablamos de la España vaciada, cosa que también ocurre en otros países, y se trata de dar soluciones a este problema, con nuevos pobladores teóricos, que no es repoblación, de unos pocos con sus ordenadores, o con vocación rural, colocados en pueblos, ocupando unas pocas casas, pues el resto llegarán a la ruina, pero que exigirán ser tratados igual que el resto: buenas comunicaciones, sanidad, educación, servicios. Esto representa un coste inasumible por cualquier estado. Solo estamos poniendo tiritas al enfermo, cuando el mal es un cáncer latente y progresivo al que no se le ve solución. Los políticos son cortoplacistas, el mantenerse en el poder a base de votos agradecidos, con soluciones de maquillaje que no solucionan nada, y el resto de los ciudadanos viviendo en un carpe diem. España en el año 2100, el siglo que viene que está en puertas, la población será la mitad de la actual, situándonos en veintitrés millones, por lo que nos sobraran pueblos y nos sobraran casas, que serán ruinas. Nuestra querida ciudad de Avila tendrá la misma población que hace un siglo, unos treinta mil habitantes, con la particularidad de ser población emigrante, la mitad.

La tasa de fertilidad cae año a año, no solo en España, y en el mundo occidental, sino también en los países hoy superpoblados de Asia y África, donde la emigración es progresiva que, si hace mantener así vivos a los países occidentales, aunque no se quiera, también hace decaer la población en los países de origen. ¿Cuántos hijos puede tener una mujer en su vida? Para mantener la población actual, solo mantener, deberían ser dos, que los cálculos estadísticos ponen como 2,1 en España, u otros decimales en otros países, en base a una serie de circunstancias variables. Como sea, cuando la natalidad sea menor que la mortalidad, la población mundial descenderá. ¿Qué consecuencias puede tener esto? Inimaginable. Menos niños, más ancianos, menos escuelas, menos profesores, menos hospitales, menos sanitarios, menos trabajadores, menor recaudación de impuestos, menos pensiones o ninguna, menos turismo y sus consecuencias. Ni siquiera la inteligencia artificial, ni los robots, podrán sustituir al ser humano, y la población caerá muy rápidamente, según cálculos, hasta el año 3000. donde podría iniciarse una recuperación.

Decía don Juan, en El Burlador de Sevilla: "No hay plazo que no llegue, ni deuda que no se pague". ¿Pesimismo? ¿Realismo? Las causas se saben, las soluciones también, pero nadie apuesta por ello, sino todo lo contrario, con leyes suicidas, porque no queremos ver el futuro.