Cuando la mina solitaria y el ruido está en reposo, el rumor más pequeño atruena cual terremoto. La soledad de la mina, inmensa y misteriosa, donde silba el gas sitio cerrado, y si arrimas el oído al testero del carbón, oyes chillar el gas que se escapa por miles de ranuras invisibles, como un fino escape de viento mezclado con miles y miles de ruidos de mosquitos. Todo corre peligro el encendido de una linterna, todo se escucha con temor. Mi experiencia personal fue en mi adolescencia bajar en esa jaula me impresionó, una vez abajo la esposa entregó al minero su marido el almuerzo del mediodía, él con alegría a las puertas del túnel nos recibió.
Montserrat es una gran investigadora de la antropología asturiana y en este caso del tema minero. "Mujeres mineras" más que un tributo es una exigencia de justicia histórica. Las mujeres en la mina, como Olvido la minera, que estuvo picando ocho años en las mina, entre 1962 y 1970 porque cuando su marido enfermó fue a pedirle al dueño de la mina que la dejara trabajar por él y el otro le contestó «si me sacas lo mismo, a mí qué me importa quién lo pique» (aunque, claro, con los papeles a nombre del marido, porque ella no podía figurar ni para cobrar ni para nada) y «rompió aguas» a las doce de la mañana, picando, y a las tres de la tarde ya había parido su sexto hijo, que por poco lo paré entre el carbón.
Marcelina la lampistera, que también tuvo que pegarle una somanta al vigilante por abusar de Rosa, y eso que eran primos. Flora la de Tablao, muerta en un derrabe una noche que habían ido todas juntas a robar carbón.
María la tarambana, que llegaba y se sentaba siempre a la puerta de casa a «fumar», primero estaba dos horas escogiendo las hebras de tabaco, de entre los botones y los hilos que sacaba del bolso del mandil, y echando despropósitos por la boca.
Otras como Pilar Nati en vez de vagoneras eran cesteras, porque sacaban de la galería el carbón «con cestos». Se ponían motes como la Anisina a la que también despidieron por beber. Ramonina, que no pudo casarse con el novio, después de cuatro años, porque no podía dejar de trabajar hasta no sacar adelante a los hermanos, porque eran huérfanos y él ni quería que ella trabajara ni quería esperar más.
Mi recuerdo a mis amigas, Sara, Maruja, las dos después de estar años lavando carbón con los pies en el agua ¿cuántas horas al día?, consiguieron su trabajo en casa de «señores». Cuando se jubilaron con aquella pensión tan mínima seguían admirando a esas familias que les quitaron del carbón, luego llegamos las amigas…
La minería del carbón en España comenzó en 1593 y está firmada por Felipe II con conexión en Asturias en el siglo XVIII. Palliris, relaveras, guardas, barranquilleras y bateadoras. Gracias por vuestro ejemplo de lucha…
Hoy seguimos con dolor ante los últimos acontecimientos.